Según versiones propias del lugar, su nombre proviene de la palabra “Yamboc”, que significa “laguna humeante”, porque en la antigüedad presentaba constante evaporación. Se encuentra entre los límites de la provincia de Cotopaxi dentro del cantón Salcedo, a lo largo de la ladera que media la laguna, serpentean las rieles del viejo ferrocarril construido hace un siglo por el general Eloy Alfaro.
Mide 1.100 metros de largo por 290 de ancho, tiene características muy particulares debido al color verduzco de sus aguas y a la gran presencia de algas.
Destino turístico en potencia
Actualmente tienen una gran actividad turística motivada por la presencia de varios restaurantes y operadoras que han difundido su belleza natural con múltiples atractivos como los paseos en botes y pequeñas embarcaciones, desde los cuales se pueden apreciar las aves propias del lugar y el imponente paisaje que genera su entorno.
Varias leyendas crean un misticismo particular en la laguna, lo cual sin duda aumenta el interés por conocerla y pasar momentos de relajación en un ambiente natural de la sierra ecuatoriana, muy visitado por su fácil acceso y ubicación estratégica. Está en la sierra centro de nuestro querido Ecuador.
Cuenta la tradición popular que la laguna se formó tras un deslizamiento de tierra que cubrió un antiguo pueblo, cuyas almas aún habitan sus profundidades. Desde el mito se cree que la laguna es encantada y que objetos y personas que caen en sus aguas no vuelven a salir. Relatos afirman que un tren cayó a la laguna durante la presidencia de Eloy Alfaro y que los gritos de sus ocupantes se escuchan a media noche.
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